sábado, 11 de abril de 2015


Mitos y Leyendas
Nuestros padres y antepasados, quienes hicieron a los hombres, dijeron esto antes de que los cerros y los valles fueran habitados: Cuando solamente vivían conejos y pájaros en la tierra, los antepasados de Tulán, Gagavitz y Zactecauh, tomaron posesión de los cerros y planicies. Contaban que venimos del otro lado del mar, de la tierra de Tulán, donde fuimos concebidos y nacimos. De las cuatro direcciones vinieron los hombres de Tulán. Un Tulán está situado en donde sale el sol, otro está en el reino de los muertos, otro en donde se pone el sol, y el cuarto donde está dios. Así hubo cuatro lugares llamados Tulán. Nosotros venimos del situado en donde se pone el sol, que está al otro lado del mar. En ese Tulán fuimos concebidos y ahí nacimos.
Primero nació la piedra de obsidiana, por el inframundo del color verde y amarillo, y entonces el creador hizo al hombre para alimentar a la piedra de obsidiana. Cuando se hizo al hombre por primera vez, se hizo con madera y con hojas, pero solamente la tierra servía para su creación. Estos antepasados no hablaban y tampoco caminaban; les faltaba sanare y carne. Solamente después se encontró algo apropiado para hacer a los hombres. El cuervo y el coyote sabían que existía un lugar llamado Paxil en donde había maíz. El maíz estaba en los excrementos del coyote entonces los antepasados mataron al coyote y le abrieron el intestino para recuperar el maíz. El colibrí ayudó a buscar algo con qué amasar y consiguió sanare de serpiente para amasar el maíz con ella; así se formó la carne del hombre. Sabio el creador que hizo así a los primeros humanos. Según cuentan, al principio eran catorce hombres y catorce mujeres. Todos tenían cabeza, sabían hablar y sabían caminar. Estaban hechos de sanare y carne. Todos se casaron y uno de los hombres tenía dos esposas. Hombres y mujeres se unieron para tener hijos e hijas, que fueron los primeros hombres.

Así se creó el hombre y así fue como se hizo la piedra de obsidiana. Para ese momento, seguía cerrada la puerta de Tulán, de donde vinimos. Un murciélago cerraba la puerta de Tulán donde fuimos concebidos y donde nacimos, todavía en tiempos de oscuridad. Eso dijeron Gagavitz y Zactecauh, y lo que contaron no ha sido olvidado porque ellos eran los más grandes, y porque sus palabras dieron origen al inicio de los tiempos del hombre.

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